Si algo he aprendido en estos últimos años encima de la bici es que la diferencia muchas veces entre el éxito y el fracaso es muy pequeña y muchas veces depende de donde hemos situado nuestras expectativas.
Solemos trazar nuestra lineas. Estas pueden ser o bien una rayas imaginarias en tal o cual repecho o también puede ser alguien al que podemos marcar como objetivo y simplemente , por mal o bien que lo haga este, nos conformaremos por llegar por delante de él.
Muchas veces, la diferencia con esos tres que llegan primero al repecho, no es mayor de apenas unos segundos, pero el hecho de ver como no has podido coronar en ese grupeto, sirve para que la salida de esa tarde ya sea considerada como un fracaso y nos replanteásemos toda nuestra vida.
Hoy, me ha sucedido una de esas cosas que hacen que vuelva con una sonrisa para casa de oreja a oreja.
Los que me conocen bien, saben que me gustan las subidas duras y técnicas, especialmente por roca, de las cuales el mejor ejemplo sería el Camino de Santiago, en su tramo comprendido entre Molina y Riego de Ambros. ( Tramo por el que comienza la primera parte de la Mountemplaria). Pues también , los que me conocen y comparten mis salidas, saben que hay una parte de este camino, una zona de aproximadamente unos diez metros de roca, que nunca había conseguido pasar hasta hoy sin poner el pie y lo tenía entre ceja y ceja. Recuerdo una ocasión que incluso obcecado, lo repetí por lo menos cinco veces con nulos resultados hasta que lo deje por imposible ante la escéptica mirada de un lugareño que se nos sentó en un lateral a mirar como lo hacíamos mientras nos animaba.
" Por ahí no subís chavales!!!!!! eso es mejor ir por la carretera"Hoy, mientras me acercaba a la zona maldita, noté en mi la convicción de que por primera vez iba a pasar montado esa zona, como efectivamente así sucedió....y lo más curioso es que hasta me resultó fácil, mientras iba pasando los distintos escalones , iba viendo perfectamente la trazada y donde tenía que dirigir la rueda delantera de mi bicicleta, así hasta que llegué al final escuchando los ánimos de Recunco ( Alberto) que me decía que él nunca había pasado ese trozo...
"Yo tampoco"Le dije.....mientras me alejaba orgulloso de mi gesta.
La bajada , por los Puentes de Mal Paso, estaba mojadisima, las rocas resvalaban hoy como el hielo, y la lluvia se encargó de atizarnos bien en todo el descenso. Hasta buscamos cobijo debajo de los mismísimos puentes, para adivinar , a nuestro pesar , que dificilmente se puede cobijar nadie ahí debajo!!!!....
Un pinchazo, que pensé ya se había sellado ayer con el liquido me volvió a dar guerra y me dejó sin aire antes de los puentes ( quizás por eso, al ir bajo de presión, me encontraba yo hoy tan seguro en las rocas ).
No es la primera vez que me sucede, que un agujero se cierra y vuelve a abrir en función de la ruta que se vaya haciendo. Hasta la fecha no me había quedado mas solución que arreglarlos desmontando y metiendo un parche por dentro de la cubierta. Hoy he estrenado el kit de reparación de pinchazos que en su momento me facilitó Maismar. El sistema es sencillo, unos macarrones que se incrustan doblados en el agujero con una aguja especial y al retirar la aguja quedan pillados en el hueco, aparentemente el pinchazo queda bien sellado.......esperemos a ver los resultados.
Pongo aquí el enlace que encontré explicando el proceso....en este caso se trata de una rueda de moto, pero el sistema es el mismo, solo que los macarrones y la aguja son mas pequeños.
Gracias a Luis Matasanos y a Alberto Recunco, por las tres fotos que le he cogido de la ruta.
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